
Sergio Leapfrog
orejilla@hotmail.com
Monterrey, Nuevo León
Mexico
Derechos Reservados
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The
lunatic is on the hight
Las montañas del país de Octubre son altas y
cubren con su sombra temprana las aguas del lago de aguas
heladas y muy azules, casi negras.
Viajo solo recordando las cumbres cubiertas de
hielo y las manchas amarillas, allá abajo, de las flores
primeras de los yuyos y ciruelos.
En los días previos al calor, allá en la
tierra distante, soplaba viento fresco que despeinaba su
cabello negro de niño inquieto. Han pasado muchos
veranos desde aquellos sucesos que ahora subía con
dificultad a recordar.
-No subas hasta esa cumbre tan sola, ya es
tarde y anochecerá pronto-, le advirtió, allá en ese
pasado que comenzaba a vislumbrar, su madre, ahora
contenta y con la sonrisa clara.
Hubo mil fotografías que jamás tome, mil
canciones que escuché en silencio, con cuerdas y vientos
sorprendentes, muchas flores vistas y dejadas al pasar en
su camino apresurado e inevitable. En ese entonces, así
pensaba, inevitable.
¿Y si me hubiese quedado en estas tierras
altas mirando las variaciones incontables de colores de
esta, mi tierra recordada?
Visité muchas montañas,
recogí muchos aromas. Siempre comparándolos con estos
matices que se extendienden a mi vista allá abajo, en la
planicie encerrada entre murallas de cumbres que cambian
de colores. Se muestran entre tantos planos, tantos
variados grises, a esta hora de la tarde, casi noche,
cubriendo mi corazón de niño sobrecogido con un
manto de recuerdos.
Evocación triste, muy triste. Estoy solo
con mi soledad. Esta lejanía la llevo alojada en mi
pecho y ya es mi amiga inseparable. Lo único que
traigo conmigo siempre, lo único que sé, jamás me
abandonará. Ella es real, es constatación de
existencia, de presencia continua de mi ser.
-No subas, no subas-. ¿Es que madre ausente,
puedo dejar de subir a estas alturas que siempre llevé
conmigo, a esta soledad mía, a esta compañera de juegos
y de labores en tantas tierras ajenas?
Ya mis rodillas reclaman por el esfuerzo.
Siento la punzante presencia de mis rótulas y parece que
mis muslos van a reventar.
- Antes, niño mío, subiste tantas veces,
volaste como el cóndor, como ave ágil, hábil,
delicada y veloz a tus cumbres que eran tuyas, a tus
vientos y crepúsculos que siempre te acompañaron, como
la soledad de las montañas silenciosas, que llevaste sin
peso y sin presencia en tu corazón, en tu alforja de
nubes, en tu recuerdo de mil imágenes y mil sonidos, mil
aromas y mil colores-.
Es tu presencia, aquí en mi sur frío y bello
la que siento me agita el pulso, me revive como en
aquellos días. !Ah, como duele la alegría que tuve, como
duele saberte lejos, como duele no saberte!
Se nubla mi paisaje triste con tu tristeza
mayor que la mía, con tu ayer mío, con tu hoy ajeno. Y
vienes a mí, envuelta en traje blanco, con tus ojos tan
fijos en los míos, con tu sonrisa abierta, con las
perlas esfumadas de tu risa que hace eco a la mía. Y se
nublan los amarillos y los vientos ya no soplan, solo
siento la tibieza de tu mano que reposa en la mía.
!Ah, amor lejano en tiempos y distancias, tan
cercano en emociones, tan alejado de mis cumbres, tan
apegados a la montaña tuya!
Y se llena de garúa mi mejilla reseca, y mis
ojos brillan en la noche, devolviendo el reflejo de este
astro sureño de mi noche, de mi cielo, de tu cielo que
te cubre con rebozos de estrellas.
Vienes lenta con pájaros en las ropas,
perfumada de naranjos y envuelta en ausencias.
"The lunatic is on the grass, the lunatic is on
the grass". Juega juegos mentales, apropia recuerdos.
Estuvo en el cráter de un volcán, el Irazú, en Costa Rica, cerca
de Cartago, lleno de leyendas y tragedias y sus huellas.
Frío tan intenso que no pudo apagar el motor de su
camioneta, que solo pudo bajar por no más de dos
minutos. Bajaba y subía, trepanado por el frío a mirar
el contraste de la lava encendida en rojo intenso, fuego líquido en cero grados. Desde
esa cumbre, en día claro, puedes ver el océano
Pacífico a tu derecha y el Atlántico a tu izquierda.
Solo puedes verlo en día claro, y no más de dos minutos
cada vez. Miro amarillos y te veo en ellos. Miro tierras
allá abajo, y caminas hacia mí. Fuiste mi único
presente en esta, mi búsqueda de futuros y evocación,
ahora, de días idos. Presente de recuerdos. Mi bagaje y presencia, mi ser, toda mi existencia.
Mi cenicero está colmado. Sucio de fuegos
extinguidos. Duele mi hombro.El dolor como fuego frío
se desliza hasta mi mano, recordándome que estoy vivo.
Que es presente esta noche, que no es mi olvido revivido.
Que mis recuerdos no son más que espirales, eclipses de
ayeres, que el fuego se extingue y solo queda la ceniza.
"Y cierro mis ojos con fuerza y vuelves envuelta en
encajes, en sedas blancas, en satines de rocío". -Bájate,
niño, que ya viene la noche, que hace frío-. ¿Es que ya
te recordaba en esos tiempos, te sabía sin haberte
conocido? -¿Qué piensas, niño? Pareces en la luna- ...
Bailo contigo en Iowa. Suena "Wonderful
world". Nuestras sombras se entrelazan. Es un alegre
baile de niños contentos sin saber de tiempos. Un ángel
dice:"la risa es el camino al amor", y reímos. Soy nube
materializada que destella con luces de neón, y me
detengo en tus labios, bajo a tu pecho y muero en tu
orígen, en el abrigo de tu seno. Imagino que existes y que nos tocamos con la
punta de los dedos. Y que tus crepúsculos llenan los míos como
yo toda tu ansia
Y danzamos en nubes altas la canción de los
anhelos y queremos estar siempre en este cielo ya no
ajeno
Y llegamos a la tierra teñida de azul cielo y
descubrimos el blanco puro de las aguas del venero.
Soy la noche misma y la luz del amanecer que
comienza a hacer vivos los contornos de las hojas de esos
árboles que ayer estuvieron en tu plaza.
En un banco pálido estás sentada y me
sueñas. Me acerco a tus manos y te rozo como brisa tu
mejilla de niebla húmeda. Hoy es diecisiete de algún
mes y de algún año. Y espero tu azul dormido que viene
en cantos de armonías perfectas.
En mi cabeza resuenas, como sinfonía décima
de maestro sin nombre. Sé que esperas más allá de la
esperanza misma, sentada en tu banco blanco de niña
melancólica que hojea su diario de futuros marcados con
flores amarillas y jacintos de sueños.
-Despierta, niño,pareces estar en la luna-.
El tiempo -carrusel enloquecido- detiene la
hoja en su caída. Es polvo y soy polvo. Nos unimos,
polvo en el viento y somos uno. Tierra esencial, origen,
destino e infinito nuestro.
-Madre ya voy a tu tierra. Voy a tu tiempo y
al futuro de mi encuentro-.
The lunatic is on my head... You play the
game, you make the change.
Una de esas voces me dice que aquel no soy yo.
Hace frío y te espero.
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